Las directrices de accesibilidad WCAG y los reglamentos de privacidad comparten múltiples similitudes, aunque sea por distintos motivos.
En una plataforma de gestión de consentimiento, los elementos visuales (como los botones) deben tener el mismo tamaño y colores y contraste comparables. Esto es para garantizar, por ejemplo, que no se «empuje» a los usuarios a dar su consentimiento. Pero también ayuda a seleccionar los botones.
El texto, al igual que en una política de cookies, debe poder leerse claramente (visualmente o con un lector de pantalla) y entenderse fácilmente, dado que las leyes de privacidad requieren que el consentimiento del usuario sea informado.
Estos son solo un par de ejemplos de cómo una buena experiencia de usuario, accesibilidad y leyes de privacidad colaboran para proteger a los usuarios.